La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en una falta de control sobre la comida, con una ingesta de grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de tiempo, acompañada por conductas compensatorias como consumo excesivo de laxantes o vómitos autoinducidos. El enfermo mantiene estas conductas en secreto, por lo que a veces es difícil que las personas de su entorno detecten el problema.
Es caracterizado por un conjunto de comportamientos dirigidos a conseguir o mantener lo que el paciente considera como peso aceptable, siguiendo unas dietas totalmente irracionales y con un angustioso miedo a engordar.
El 90% de los casos se presenta en mujeres; aunque también pueden sufrirla hombres, aunque su proporción es cerca de diez veces menor. Es frecuente en adolescentes y en el inicio de la edad adulta.
Síntomas
- Preocupación continua por la comida.
- Deseos incontrolables de comer, especialmente alimentos con alto valor calórico (hidratos de carbono, dulces…). Consume grandes cantidades de comida en cortos periodos de tiempo (cada dos horas o incluso menos).
- Para contrarrestar el aumento de peso, el paciente puede provocarse vómitos, abusar de laxantes, consumir fármacos que reducen el apetito o diuréticos. Hay que sospechar, cuando una persona se encierra en el baño nada más terminar de comer.
- Ayunar durante largos periodos de tiempo, seguir dietas muy restrictivas y realizar ejercicio intenso.
- Miedo a engordar, fijándose como meta un peso inferior a su peso óptimo.
- La bulimia generalmente se presenta en pacientes con antecedentes previos de anorexia nerviosa, y con un intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años.
- Manifiestan apatía, fatiga, irritabilidad y cambios en el ritmo del sueño, lo que genera una pérdida del rendimiento laboral o escolar, y el abandono del cuidado personal.
- Otros síntomas: una ligera distensión abdominal con presencia de estreñimiento, hipertrofia de las glándulas parótidas, pérdida del esmalte dental, lesiones en la garganta, desequilibrio de electrolitos, edemas en extremidades y abrasiones en el dorso de las manos; todo esto debido a la inducción al vómito. El uso de laxantes y diuréticos también produce desequilibrio de los fluidos y electrolitos.
- Alteraciones endocrinas; en las mujeres es frecuente la aparición de irregularidades en el ciclo menstrual o amenorrea.
Tratamiento
Es necesario emplear un tratamiento multidisciplinario para abarcar todas las complicaciones físicas y psicológicas que presentan los pacientes de bulimia. El objetivo del tratamiento es que la persona mejore su autoestima y se acepte a sí misma, para restaurar su equilibrio emocional y que sea capaz de adoptar un estilo de vida saludable.
Durante las últimas décadas se han desarrollado un gran número de estrategias terapéuticas para este tipo de trastorno. Las terapias más aplicadas son la psicoterapia individual, en grupo, o familiar, los grupos de auto-ayuda, y el tratamiento farmacológico.
Causas Emocionales
Como han podrido darse cuenta la bulimia también esta atada a situaciones o programas mentales vinculado a las emociones y de acuerdo a lo investigado por la afamada Louise L. Hay, indica que esta enfermedad guarda relación con que el paciente tiene un terror desesperado; un frenético atiborramiento y purga de odio a si mismo.
Esta escritora recomienda un trabajo con afirmaciones para cambiar ese patrón emocional, para este caso espesífico recomienda la siguiente: «La vida me ama, me nutre y me apoya. Estoy a salvo viviendo»
Tratamientos Alternativo: REIKI
fuente: http://www.sanacionysalud.com/bulimia_reiki.htm
La razón por la cual Reiki funciona tan bien con personas bulímicas es quizás el gran componente psicológico de la enfermedad. En la bulimia aparecen síntomas físicos que tienen un origen psicológico y Reiki, como todo método holístico, funciona en los tres planos de la persona; tanto a nivel físico, como psicológico y espiritual, ayudando a sanar a la persona desde la raíz del problema y en profundidad.
Lo cierto es que Reiki actúa de una forma casi inmediata con los síntomas; la persona suele reducir el nº de vómitos o incluso dejar de vomitar desde las primeras sesiones. A partir de ese momento, esa persona puede empezar a sanar la causa de su dolencia, es decir, una vez sanado el síntoma físico, comienza la sanación a nivel mental y espiritual.
El proceso de sanación profunda actúa de 2 maneras. Hay personas que necesitan el proceso mental para llegar al fondo de su enfermedad. En estos casos, Reiki «saca a la superficie» los antiguos traumas que suelen haber desencadenado este comportamiento y hace que los afronte y supere.
En otra ocasiones, Reiki sana de una forma subconsciente. Es curioso, pero varios pacientes han «liberado» la causa de su trastorno sin saber muy bien el trauma preciso que lo causó y a continuación han sanado.
Puesto que Reiki trabaja con energía, los traumas se presentan como «energía atrapada» y no siempre hay una identificación consciente de lo que representa esa energía, la persona solo sabe que ha conseguido liberarla.
El proceso a menudo no es fácil, y a veces puede tardar varios meses con sesiones semanales, pero tarde o temprano suele conseguirse la sanación.